La donación procede de la generosidad de los invitados a la gala de entrega de los Premios Iberoamericanos de Mecenazgo, organizada por la Fundación Callia, que se celebró en febrero de 2019 en el Teatro Real de Madrid, y que reunió a numerosos mecenas nacionales e internacionales. Su presidenta, Carmen Reviriego, afirma: “Estamos muy felices de poder contribuir a la restauración de una obra maestra, parte de nuestro patrimonio, que hasta el momento no era posible admirar en todo su esplendor […]. La Fundación Callia nace con la misión de reconocer y promover el mecenazgo. Creemos firmemente en el arte como herramienta de transformación social. La acción que ahora nos ocupa es un claro ejemplo de retorno a la sociedad por parte de destacados filántropos”. Y matiza que “estamos viviendo una época de cambio en España, acercándonos a dinámicas de mecenazgo como las que se realizan en países anglosajones; lo que significa, que los mecenas cada vez están más comprometidos con la conservación de un patrimonio artístico que es de todos”.
La obra restaurada, Susana y los viejos, es una de las primeras piezas que integraron la colección de la Academia, adquirida por orden de Carlos III en 1778 con la finalidad de influir en la formación de los jóvenes artistas. Antes de convertirse en museo, la Academia era un espacio pedagógico en el que las obras de los profesores y los cuadros del pasado servían de modelos y ejemplos para sus discípulos. Durante la Ilustración fue la encargada de tutelar el “buen gusto”. La Academia cuenta con trece pinturas de Goya, y con obras maestras de Arcimboldo, Zurbarán, Ribera, Cano, El Greco, Vicente López, Madrazo, Sorolla, Vázquez Díaz, Juan Gris o Picasso. A esto se añade su rica colección de escultura, sus más de quince mil dibujos y un número superior a las ocho mil doscientas planchas de la Calcografía Nacional.
Rubens. Susana y los viejos
Pedro Pablo Rubens (Siegen, Alemania, 1577 – Amberes, Bélgica, 1640) pintó este cuadro en su etapa italiana, antes de cumplir treinta años de edad. A pesar de su juventud, ya era un artista poderoso en su condición de pintor del duque de Mantua, y su obra era reproducida y grabada por toda Europa hasta el punto de alcanzar una amplia difusión por el continente.
La historia de Susana y de sus calumniadores está inspirada en el capítulo XIII del libro del profeta Daniel. Ella, joven virtuosa, es objeto de las insidias de dos miembros del Consejo de Venecia, siendo acusada de adulterio. Se trata de un tema recurrente en la época: Guercino y Tintoretto lo representaron mostrando a Susana de espaldas y Artemisia Gentileschi reprodujo a Susana de frente, pero siempre antes del acoso de los ancianos. Rubens, pintor del movimiento y la vitalidad, escogió el instante del hostigamiento, presentando una nueva forma de exponer la escena.
La composición tiene un fuerte movimiento diagonal, marcado por la figura de Susana. En Susana y losviejos se aprecia cómo Rubens mezcla el sentido plástico de tradición romana con el colorido veneciano, y a estas notas italianas asocia elementos de tradición flamenca. Se observan los ecos venecianos en el escorzo violento de Tintoretto y el conjunto de San Rocco en Venecia. La presencia de Roma se hace patente a través de la piedra monumental en la baldosa, la peana y las balaustradas, el elemento del agua y las fuentes. Los rostros de los ancianos recuerdan a los filósofos de La escuela de Atenas de Rafael y en su musculatura se intuye la huella Miguel Ángel.
La restauración de la pintura
Los trabajos de restauración han durado varios meses. Debido al estado de fragilidad en el que se encontraba la pieza, la obra tuvo que ser intervenida en la sala donde se exponía, quedando al descubierto el proceso de restauración, visible para los visitantes.
El primer paso fue realizar análisis previos para determinar la estabilidad, el estado de conservación del soporte y los criterios de la intervención. Los análisis consistieron en placas digitales en rayos X, una barrida de luz ultravioleta y micro-muestras de la capa pictórica. Se observó en el barniz y en el pigmento una fuerte degradación del color por oxidación, que dificultaba la visión correcta de la policromía, y que se procedió a eliminar. Gracias a lo cual se hicieron visibles detalles antes ocultos como el ropaje de los viejos y se devolvió la calidad del cromatismo, característica primordial de las obras maestras de Rubens.
Respecto al marco, se observaron pérdidas de algunos elementos y sobre todo barnices oxidados, que daban al conjunto de la obra un tono parduzco, impidiendo apreciar la calidad del oro original, del que se desconocía su presencia. El marco original de la obra es en sí una joya, realizada en talla de madera.
Los Premios Iberoamericanos de Mecenazgo son la iniciativa más importante que desarrolla la Fundación. Tienen como misión reconocer e inspirar a través del ejemplo de grandes mecenas.
El jurado de este galardón está presidido por Carmen Reviriego y compuesto por Miguel Falomir, director del Museo Nacional del Prado; Guillermo Solana, director del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza; Mitchell A. Codding, director de la Hispanic Society of America; Miguel Fernández Félix, director de Museo del Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México; Carmen Gaitán, directora del Museo Nacional de Arte – MUNAL de México; Carmen Iglesias, Presidenta de la Real Academia de Historia; Carmen Posadas, premio Planeta y Premio Iberoamericano de Periodismo, entre otros.
En las pasadas ediciones recibieron este reconocimiento destacados mecenas tales como los matrimonios Brodsky y Masaveu, en 2019; la baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza y Carlos Slim, en 2018; Carlos Fitz-James Stuart y Patricia Phelps de Cisneros en 2017; Elena Ochoa-Foster y Bárbara Garza, en 2016; Mayte Spínola Barreiros y Solita Cohen, en 2015.