Rosa Brun ingresó en la Academia con el discurso Óleo y aula. Una mirada a las profesoras en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Correspondió a Víctor Nieto la contestación por parte de la Corporación, siendo Alfonso Albacete quien puso voz a sus palabras.
La elección de Rosa Brun como académica de número por la Sección de Pintura tuvo lugar el 23 de enero de 2023. Su candidatura fue presentada por el catedrático de estética y teórico del arte Simón Marchán, la escultora Blanca Muñoz y el pintor Jordi Teixidor.
Tras el pertinente agradecimiento a los académicos que la propusieron, Rosa Brun elogió a la que fue su antecesora en la medalla académica, Carmen Laffón, pintora, profesora y académica, comenzando así a dar cuerpo a su propio discurso. La recipiendaria, en la que también concurren dichas facetas, relató la trayectoria de las profesoras y alumnas en la Escuela de Bellas Artes, manifestando las dificultades a las que se enfrentaron, pero sin olvidar que “fue la primera institución pública de España que abrió sus puertas a la educación artística de la mujer”.
Con una sucinta secuenciación de datos, Rosa Brun esquematizó la evolución de la enseñanza de la pintura en San Fernando, desde sus orígenes, pasando por la disociación Academia-Escuela en 1844, hasta la ubicación definitiva de ésta en Ciudad Universitaria y su posterior conversión en la Facultad de Bellas Artes.
Una vez presentado el marco, se adentró en la Escuela de Niñas (1819-1854) y el devenir de su existencia, achacando Rosa Brun su extinción “a la desidia y el desprecio por el talento artístico de las mujeres” y a la “falta de colaboración en plano de igualdad” entre la Junta de la Academia y la Junta de Damas de la Escuela. La discriminación se prolongó en la Escuela de San Fernando hasta que no se actualizaron las normas de acceso en 1920 y se abolieron las restricciones aplicadas en nombre del decoro y la virtud moral. Como indicó Brun, las mujeres también estuvieron vetadas para ejercer la docencia, perpetuándose esta falta de reconocimiento a sus capacidades hasta 1975.
Citó en su discurso a algunas de las mujeres que lucharon e hicieron posible el fin de la exclusión femenina, ya fueran reinas, damas, alumnas, vigilantas, correctoras o profesoras.
Rosa Brun reconoció con orgullo su pertenencia “a esa estirpe de artistas formadas en la Escuela de San Fernando”, y expuso en su disertación la trayectoria profesional que ha llevado a cabo, en la que convergen la búsqueda por la pureza, la relación entre materia, color y espacio, la influencia de la arquitectura, la naturaleza, la geometría o la yuxtaposición entre pintura y escultura; en definitiva, la importancia de la luz y los sentidos.
Para Víctor Nieto la renovación del arte contemporáneo lleva inherentes cambios conceptuales radicales, como la abstracción, lenguaje artístico que desarrolla Rosa Brun, a quien valora su aportación de “un universo ideal y utópico cargado de orden, equilibrio, serenidad y de ataraxia, en un mundo carente del sosiego necesario para poder encontrarse a sí mismo”. El cronograma de la docencia femenina en la Academia presentado por Brun en su discurso fue continuado por Víctor Nieto y la reflexión que planteó sobre la enseñanza del arte en la actualidad.
Con el ingreso de Rosa Brun la Academia incorpora a una mujer, artista y profesora, quien constituye una pieza más en el engranaje de la evolución de la Corporación.
El acto contó con el aria Ombra mai fu, un fragmento de la Obertura de la Música para los reales fuegos de artificio de Händel y con el Preludio y Fuga en Sol mayor, BWV 550, de Johann Sebastian Bach, en interpretación del organista Enrique Martín-Laguna.
Rosa Brun Jaén (Madrid, 1955) se licenció en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, doctorándose en Bellas Artes por la Universidad de Granada. Es catedrática de Pintura en la UGR y coordinadora del Seminario Permanente de Arte Contemporáneo en la misma universidad.
El estilo pictórico de Rosa Brun se encuadra en el minimalismo abstracto de los noventa, en línea con el planteamiento de los campos de color de los artistas estadounidenses Josef Albers, Ad Reinhardt o Barnett Newman.
En su propuesta estética el color y los materiales son determinantes. Amplias superficies monocromas se relacionan con el entorno; las extensiones de color se vinculan con el espacio dando lugar a obras envolventes que involucran al espectador, implicando al sujeto en movimiento para la contemplación del objeto artístico.
Desde el comienzo de su carrera artística ha manifestado interés por la interrelación entre la pintura y la escultura, por lo que muchas de sus creaciones se presentan sobre el suelo o apoyadas en la pared, en algunos casos formando estratos y yuxtaposiciones.
La contemplación de la obra de Brun remite a un punto de partida puro, abstracto, de mínimos elementales, tendente a la simpleza conceptual y propiciando la experimentación sensorial aportada por los colores, las texturas y los volúmenes.
Por otra parte, su faceta como docente en la Universidad ha enriquecido su creatividad y espíritu crítico, en un proceso de aprendizaje continuo. En efecto, la dedicación de Rosa Brun durante muchos años a su cátedra universitaria ha supuesto una continua reflexión en torno a su propia actividad artística.
El trabajo y trayectoria de la artista han sido reconocidos con la concesión de la Medalla a las Bellas Artes (Academia de Bellas Artes de Granada), el Premio L’Oréal de Pintura, el Premio Ciudad Expo Sevilla 92 o el Premio Internacional de Pintura Ybarra. Su obra ha sido expuesta en centros y galerías nacionales e internacionales de referencia, como el Museo de Arte Contemporáneo de Moscú, la New York Public Library de Nueva York, The Patricia & Phillip Frost Art Museum (Florida International University), Art Basel o MACBA (Buenos Aires), entre otros muchos.