Desarrolló a partir de entonces una importante carrera con diversas manifestaciones que incorporaron el lenguaje de la plástica moderna. Carrera marcada por una considerable relación de exposiciones (como las magníficas retrospectivas de 2001 y 2003 en Barcelona y Madrid), numerosos premios nacionales e internacionales (entre ellos, la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes de 1998) y por un espectacular conjunto de obras incorporadas a los espacios públicos urbanos, a veces como monumentos autónomos y otras como complemento de la arquitectura (como la fachada de la Pasión del templo de la Sagrada Familia de Barcelona).
Fue miembro de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi e ingresó como Académico de Número en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en abril de 1990. No puede dejar de recordarse la profundidad de un pensamiento que está debajo de la dura tarea física del escultor y que quedó enunciado en su discurso de entrada en la Academia, titulado Gaudí, Welles, Steinberg.