El director corporativo de Iberdrola España, Fernando Becker, el director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Fernando de Terán, y el académico delegado del Museo, José María Luzón, inaugurarán el miércoles 27 de abril, a las 12:00 horas, la nueva iluminación de las salas del Museo de la Academia. Durante el acto de inauguración, el catedrático y académico Víctor Nieto ofrecerá una lección magistral sobre la luz gótica, tema que ha sido objeto de relevantes estudios por este experto en vidrieras medievales.
Las ventajas de la nueva iluminación del Museo serán cuantificables en cuatro aspectos: (1) la mejora en la apreciación de las obras expuestas, lo que implicará una experiencia de la visita más enriquecedora, (2) el perfeccionamiento de las condiciones de protección de las obras expuestas a la incidencia de la luz, (3) la sustancial reducción del consumo en relación con los sistemas de iluminación convencionales y (4) la disminución de los efectos contaminantes, con el consiguiente beneficio en términos de conservación medioambiental.
El acrónimo LED –Light Emitting Diode– define a un diodo semiconductor que emite luz al ser atravesado por una corriente eléctrica. Los LED basados en semiconductores inorgánicos poseen una elevada eficiencia energética y ofrecen una alternativa respetuosa con el medio ambiente, debido a que en su fabricación no se usa mercurio, tungsteno u otros metales pesados. Su uso generalizado contribuiría a reducir a la mitad en apenas dos décadas las emisiones de dióxido de carbono derivadas del consumo eléctrico. Esta modalidad de iluminación resulta, por tanto, una de las formas más rentables y sencillas para reducir las emisiones de CO2 y combatir el calentamiento global.
El LED posee una larga vida útil –50.000 horas– lo que implica un menor coste de mantenimiento. En términos de ahorro energético, el porcentaje anual en los gastos de iluminación del Museo de la Academia se reducirá en un 70%.
Por lo que respecta a su aplicación museográfica, la iluminación con LED mejora las condiciones de conservación de las obras de arte, al no emitir radiaciones ultravioletas ni infrarrojas. El encendido es instantáneo y en su rendimiento no influyen los ciclos de encendido/apagado. Además, se aproxima a los efectos visuales de la luz natural y reproduce los colores con una gran fidelidad, con un índice cromático de 80 sobre 100. Como ventaja añadida, los LED no generan tanto calor como los sistemas tradicionales, circunstancia muy importante en un museo pues implica un ahorro significativo en climatización estacional.
La fase concluida ha permitido renovar la iluminación de las salas 1, 2, 3, 6, 7, 9, 19, 20 y 21 de la primera planta del Museo de la Academia, donde se exponen algunas de las obras maestras de la colección, piezas esenciales en la historia del arte de los siglos XVI a XVIII: Arcimboldo, Rubens, Van Dyck, Zurbarán, El Greco, Mengs, Van Loo… y, especialmente, la extraordinaria colección de pinturas de Goya.
En el Museo se ha combinado la iluminación general de ambiente con otra de acento. Para la luz ambiental se ha sustituido la fluorescencia existente por LED y se ha mantenido el techo “luminoso” que actúa como difusor –los tubos LED quedan ocultos tras los paneles de vidrio traslúcidos del techo–. El visitante percibirá un espacio uniformemente iluminado, sereno, sin sombras, como si se tratara de iluminación cenital, recreando la apariencia de la luz natural. Para la iluminación de acento, complementaria de la general, se han potenciado mediante proyectores LED las obras que lo requerían por su importancia o cualidades estéticas.
La iluminación LED ofrece diferentes tonos de luz (fría o cálida) que permiten una adaptación específica a todo tipo de ambientes. En el Museo de la Academia se ha optado por luz fría. Un análisis detallado del espectro de color garantiza la limitación de azules y rojos y que la luz resultante se asemeje lo más posible a la natural, mejorando la percepción de las obras de arte.
En pinturas como Susana y los viejos (h. 1609) de Rubens la calidad visual en los colores de los ropajes ha mejorado considerablemente. Las pinturas de Goya lucirán a partir de ahora con todo su esplendor: es el caso, en particular, de los retratos de Juan de Villanueva (h. 1805), José Munárriz (1815) o su expresivo Autorretrato (1815), en los que se aprecia la magnífica textura de las pinceladas en las telas y se intensifican las zonas de sombras y los fondos, o el retrato de Manuel Godoy (1801), que ahora permite diferenciar con nitidez los personajes insertos en el paisaje así como la caracterización de los rasgos fisionómicos y la personalidad del retratado. Estos son algunos ejemplos, entre otros muchos, de los impactantes resultados visuales obtenidos con la nueva iluminación del Museo.
La Fundación Iberdrola España articula su actividad en cuatro áreas fijadas en su plan director: formación e investigación, biodiversidad, arte y cultura, y cooperación y solidaridad.
La Fundación colabora en el programa de restauración del Museo del Prado así como en el proyecto de iluminación de sus salas, y lleva a cabo un exhaustivo programa de iluminaciones de edificios singulares, con casi un centenar de actuaciones en los últimos años, destacando la reciente intervención en la sinagoga Santa María la Blanca de Toledo.