Academia

Entrega de la V Beca de Investigación en Nueva York

19 de junio de 2019

La Beca de Investigación en Nueva York, convocada desde 2015 por la Fundación Arquia Caja de Arquitectos y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, se destina a arquitectos titulados en las escuelas técnicas superiores de arquitectura del territorio español o con título convalidado en España. Su destino preferente es la Columbia University. Tiene una dotación de 18.000 euros repartida en seis mensualidades, además de cubrir los gastos del viaje a Nueva York y del ISSO Columbia Visiting Scholar.

El plazo de presentación de proyectos comenzó el 2 de enero y se cerró el 1 de abril, habiéndose recibido un total de setenta y nueve inscripciones, de las que quedaron como definitivos veintinueve proyectos de investigación. A partir de las memorias de los proyectos presentados se valoraron como criterios selectivos su condición de idea innovadora aportando un nuevo enfoque de trabajo, su potencial de impacto (al contribuir de manera significativa al estudio de la arquitectura), su viabilidad (ofreciendo objetivos claros y realistas) y la capacidad y conocimientos de los solicitantes para llevar a cabo con éxito la investigación.

El jurado estuvo constituido por Fernando de Terán (arquitecto-urbanista y director de la Real Academia), José Antonio Martínez Llabrés (arquitecto y patrono de la Fundación Arquia), Juan Navarro Baldeweg (arquitecto, artista plástico y académico) y Gerardo García-Ventosa (arquitecto y director de la Fundación Arquia). El fallo del jurado, por unanimidad, tuvo lugar el 22 de mayo a favor del proyecto presentado por la arquitecta Natalia Matesanz Ventura, titulado Loisaida, una incubadora de urbanismos afectivodisidentes.

También, eligió como suplente el proyecto Intersticios sonoros y sonoridad en Nueva York, del arquitecto Samuel Perez Díaz, y otorgó tres menciones: Unboxing New York, de la arquitecta Ana Sabugo Sierra; Giant domesticity: from the inner New York to the urban scenario, del arquitecto Fernando García Pino, y New York, 1945-1965: reformulación del objeto en el arte y la arquitectura, del arquitecto Pablo Llamazares Blanco.

El proyecto de Natalia Matesanz, derivado de su tesis doctoral en curso –Affects and disssent in the re-configuration of public space (Architectural alternatives in the construction of heterodox environments), inscrita en el departamento de Proyectos Arquitectónicos de la ETSAM- explora el afecto y la disidencia como parámetros arquitectónicos con capacidad para modificar el espacio urbano. El argumento de la autora se articula sobre el hecho de que las arquitecturas afectivo-disidentes, ilegales, informales, performáticas, virtuales y en red, generan experiencias alternativas a los procesos de control y edificación tradicionales, modificando la vivencia del espacio y reconfigurando el tejido urbano público. Las “infraestructuras de lo común” resultantes son consecuencia de la participación activa del ciudadano en la construcción de su ciudad.

Admitiendo el principio de que un espacio adquiere significado a partir de la relación del sujeto con él, dos son los condicionantes para modificarlo mediante acciones participativas de la comunidad: la noción de afecto y la necesaria disidencia, que mantiene a aquellas experiencias por un tiempo fuera de los circuitos hegemónicos. Así pues, los espacios afectivo-disidentes se generan en condiciones de marginalidad y presentan características distintivas, como estar conectados por una red alternativa independiente, codificados con lenguajes y comportamientos específicos, y tecnificados con herramientas propias y estrategias especializadas.

Natalia Matesanz fija su análisis en el modelo del barrio neoyorquino de Loisaida, al sudeste de Manhattan, y en las iniciativas contraculturales realizadas en dicho entorno durante las décadas de 1960 y 1970, específicamente las acciones de Gordon Matta-Clark que culminaron en La Plaza Cultural, con gran influencia en la morfología urbana y en la reprogramación del barrio. Ante el abandono administrativo y la falta de inversión privada en Loisaida, varios solares comunitarios en red fueron apropiados, resignificando el espacio público. Se creó, así, una infraestructura, espontánea y difusa, de jardines comunitarios que suplió la falta de equipamientos y zonas verdes del barrio, y apoyó la vida cotidiana y las actividades de reproducción y cuidado desde un enfoque feminista e intersectorial. Estosjardines comunitarios, aún utilizados en la actualidad y reivindicados por los vecinos, se han expandido tejiendo una red en constante crecimiento y decrecimiento: hoy existen más de ochocientos jardines en Manhattan, el Bronx, Queens, Brooklyn y Staten Island.

Los jardines Loisaida, afectivo-disidentes en su formulación programática, representan un paradigma del que podrían aprender otras ciudades estadounidenses y europeas, entre ellas las ciudades españolas, donde la experiencia es menor, tanto a nivel legal como de concienciación ciudadana, y donde aún han de establecerse herramientas y procesos que permitan regular esas dinámicas comunitarias en los entornos urbanos.

El objetivo de la Beca en Nueva York de Natalia Matesanz es compilar los datos recogidos en la investigación, tanto en los archivos como en el trabajo de campo realizado. La fase de cartografía permitirá construir un modelo material, una máquina de testeo espacial para comprender el comportamiento en distintos casos de estudio. Simultáneamente a la cartografía, el desarrollo de un método etnográfico acercará a la comunidad implicada en la producción y uso de los jardines: un trabajo de campo reuniéndose con la comunidad de Loisaida y conociendo en directo los jardines para hacer un seguimiento de las vivencias desarrolladas en ellos. La autora completará el trabajo de campo con la consulta de archivos como la GSAPP (Graduate School of Architecture, Planning and Preservation) de la Universidad de Columbia, o los fondos documentales del MoMA, Guggenheim Museum y Whitney Museum, además de la Biblioteca Pública de Nueva York (NYPL).  

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