Instituido por la Academia en 1943, este galardón se concede con carácter anual a una persona o entidad española o extranjera que se haya distinguido de modo sobresaliente en el estudio, promoción o difusión de las artes, en la creación artística o en la protección del patrimonio histórico, natural y cultural.
Desde su constitución en 1990, la Fundación Arquia tiene como objetivos promover y fomentar actuaciones de carácter cultural, social, asistencial, profesional y formativo en el campo de la arquitectura, construcción, diseño y urbanismo. La Academia ha reconocido la apuesta decidida de la Fundación por el estudio y difusión de la arquitectura, materializada en distintos proyectos formativos.
Por un lado, la Fundación Arquia concede becas y convoca concursos, valorando la formación práctica, la investigación, la innovación y el conocimiento que aporta la internacionalización y la experiencia compartida. Entre su programa de becas destacan las veinte destinadas a estudiantes de arquitectura y jóvenes arquitectos para la realización de prácticas profesionales en estudios europeos, las tres becas de prácticas convocadas en colaboración con el Ministerio de Fomento, las dos becas para jóvenes arquitectos interesados en urbanismo y desarrollo de la ciudad para realizar prácticas profesionales en la Fundación Metrópoli en Madrid, las dos becas en emprendimiento e innovación y la Beca de Investigación en Nueva York, establecida con carácter anual desde 2015, en colaboración con la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Por otro lado, la Fundación Arquia desarrolla una prestigiosa actividad editorial especializada, abarcando desde la publicación de tesis doctorales y textos teóricos, hasta la elaboración de la colección de audiovisuales Maestros de la arquitectura española contemporánea, con destacada representación académica.
Además, la Academia ha valorado su gestión de un programa social de mejora de la calidad de vida de colectivos y personas en peligro de exclusión, dependientes y enfermos, así como su política filantrópica en colaboración con otros organismos, que implica al usuario y favorece la inserción social.
En definitiva, para la Academia la Fundación Arquia ha sido merecedora de la Medalla de Honor por ser una entidad que promueve, difunde y acerca la arquitectura a la sociedad a través de una intensa actividad profesional, cultural y social.
Cuando yo era un niño, había una canción popular que decía: “pero un beso de amor, no se lo des a cualquiera”, que me viene a la memoria en la entrega de la Medalla de Honor de la Academia a la Fundación Arquia.
Me cupo el honor de presentar la candidatura de la Fundación con Rafael Moneo y con Juan Navarro Baldeweg, y debo decir que la respuesta de los académicos fue unánime. La causa primera de la concesión de este honor es el apoyo que la Fundación Arquia dio a la creación de la Beca de Nueva York, en colaboración con la Academia. Una beca que cada año permite a un joven arquitecto desarrollar un trabajo de investigación en Nueva York.
La Beca Academia/Arquia de Nueva York quiere emular a las Becas de Roma que desde el siglo XVIII y hasta fechas relativamente recientes concedía la Academia. Cada año, y ya ha alcanzado la quinta convocatoria, la Beca de Nueva York logra un mayor y bien ganado prestigio.
Pero hay muchas más razones por las que se concede la Medalla de Honor a la Fundación Arquia. Por su labor social y promoción de la cultura, aproximando la figura del arquitecto y la arquitectura a la sociedad, mostrando su dimensión creativa, económica y social.
A nivel cultural, con una política editorial consolidada, la Fundación Arquia lleva a cabo la labor de difundir el conocimiento arquitectónico a través de cuidadas ediciones que han sido galardonadas, entre otros, con el Premio FAD en el apartado “Pensamiento y Crítica”.
Entre sus colecciones, destaca la correspondiente a la edición de las tesis galardonadas en el concurso bienal de Tesis Doctorales de Arquitectura, cuyo objeto es poner al alcance del público las investigaciones más relevantes de las escuelas españolas de arquitectura.
Otra colección destacable es arquia/maestros que tiene la finalidad de reconocer a los maestros de la arquitectura española contemporánea, dirigida por el académico Luis Fernández Galiano, que ha sido dedicada a otros prestigiosos académicos como Rafael Moneo, Juan Navarro Baldeweg, Oriol Bohigas, Federico Correa y Antonio Fernández Alba. O la colección arquia/documental en la que la Fundación recupera material disperso y hasta el momento inédito en España de inestimable valor para el mundo de la arquitectura.
Así mismo, la Fundación Arquia ha creado una mediateca de arquitectura de referencia en Europa, que engloba una filmoteca con cerca de mil audiovisuales en línea y un registro de filmografía, en constante actualización.
A nivel profesional, la Fundación Arquia realiza acciones que ayudan a impulsar la trayectoria de los estudiantes de arquitectura y los arquitectos, como la concesión de cuatrocientas veintidós becas destinadas a la realización de prácticas profesionales en veinticuatro instituciones y estudios europeos de arquitectura, entre los que destacan los estudios de cinco premios Pritzker y el Royal Institute of British Architects. También desarrolla una iniciativa empresarial de innovación en arquitectura en colaboración con Factoría Cultural Matadero Madrid, ejecuta un proyecto de negocio sostenible con fuerte componente social en colaboración con Barcelona Activa y otorga la mencionada beca de Nueva York, con estancia en la Universidad de Columbia, en colaboración con la Academia.
Junto a las becas, la Fundación Arquia apoya a los jóvenes arquitectos a través de un programa que difunde, promociona y pone en valor sus realizaciones y que culmina en un foro que, en formato de debate abierto, analiza las conclusiones arquitectónicas y sociológicas extraídas de las realizaciones presentadas.
A nivel social, la Fundación Arquia gestiona, a su vez, el programa Arquia Social de Arquia Banca, que engloba diferentes acciones de ayuda y colaboración en la mejora de la calidad de vida de las personas y la sociedad, especialmente de aquellos colectivos en riesgo de exclusión. Las diferentes ediciones han estado marcadas por el éxito, tanto por los proyectos presentados como por el gran número de candidaturas en torno a personas dependientes o con enfermedades en tratamiento o avanzadas.
En este sentido la Fundación desarrolla programas propios con el objeto de ayudar a estudiantes con dificultades económicas para que puedan acceder a los estudios universitarios, reactivar laboralmente a profesionales en riesgo de exclusión social y combatir la pobreza energética a través de ayudas a la rehabilitación de familias y personas dependientes, junto a acciones destinadas a la infancia, como el apoyo a niños y niñas hospitalizados incidiendo en la mejora de su estado de ánimo a través de un juguete diseñado por arquitectos que responde a sus necesidades específicas.
Y muchas otras actividades que muestran a las claras la amplia labor social y la decidida promoción de la cultura de la Fundación Arquia.
Pero, lo más importante es la decidida voluntad de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de apostar por la cultura, y el firme apoyo de la Fundación Arquia en esta labor.
Este mismo año de 2018, terminé mi discurso de doctor honoris causa con una preciosa cita de Saint-Exupéry, que no me resisto a volver a traer aquí. El autor de El Principito comparte algo tan hermoso como que“para construir un barco, no basta con juntar obreros, materiales y proyecto: es necesario el anhelo del mar infinito”.
Como bien expresa la leyenda que orla la medalla de los académicos: “Non coronabitur nisi legitime certaverit –Sólo será coronado el que lucha legítimamente-”. Y, desde luego, la Fundación Arquia ha luchado legítimamente.
Alberto Campo Baeza