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En su discurso Chirino analizó las circunstancias, influencias y momentos claves que han ido marcando su trayectoria de escultor. Un recorrido biográfico que inició con la referencia a sus raíces canarias, marcadas por el cruce cultural entre Europa e Iberoamérica. La conciencia del territorio identifica el sustrato objetual de su escultura con las herramientas de labranza: una idea de utilidad elevada a la categoría de símbolo.Como escultor, forjador de hierro, herrero, en definitiva, Chirino asume la deuda contraída con Julio González, a quien conoció en París y cuya escultura en hierro le impactó violentamente. También reconoce la herencia de Malevitch, Mondrian, El Lissitzky y los constructivistas, de los que asimiló su modo de entender e interpretar el espacio. Siente fascinación por las propuestas estéticas de Gargallo, Gris y Brancusi, quienes centran en este momento su reflexión sobre el arte moderno.
Describió cómo llegó a la espiral, esa forma genuina e identitaria que apareció un día y se implantó con fuerza en su obra. Y cómo el desarrollo de la espiral devino en los Aeróvoros, una manera específica de dibujar en el espacio o, lo que es lo mismo, un peculiar modo de hacer levitar el hierro.
En palabras del propio escultor: “Menos es más sigue siendo mi máxima. Este concepto me impulsa a desear que la materia adquiera una mayor levedad en la ejecución de mi escultura”.
Ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Madrid en 1948 y completó su formación en Italia, Francia y el Reino Unido. En 1958 se incorporó al grupo El Paso y comenzó a trabajar con la espiral en sus estructuras de acero. Desde 1972 a 1974 alternó su residencia entre Madrid y Nueva York, donde compartió estudio con la escultora Beatrice Perry.
Fue presidente del Círculo de Bellas Artes entre 1983 y 1990, y director del Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas de Gran Canaria entre 1989 y 2002. Martín Chirino ha sido objeto de importantes galardones como el Premio Internacional de Escultura de la Bienal de Budapest (1978), el Premio Nacional de Artes Plásticas (1980), la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes (1985), el Premio Canarias de Artes Plásticas (1986), el Premio Nacional de Escultura de la CEOE (1989), la Medalla de Honor del Círculo de Bellas Artes (1991), el Premio de Artes Plásticas de la Comunidad de Madrid (2002) o el Premio Tomás Francisco Prieto de la Fundación Casa de la Moneda (2004). Es Doctor Honoris Causa por la Universidad de las Palmas de Gran Canaria (2008) y por la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid (2011).