Academia

El crítico de cine Fernando Lara ingresa en la Academia

27 de noviembre de 2021

Fernando Lara relató en El fuego sagrado, su itinerario personal, y lo hizo en segunda persona, confeccionando un íntimo diálogo, dando voz a sus sentimientos y pensamientos. En esa trayectoria, vida y cine han ido, y siguen yendo, intrínsecamente unidas.

Como si de una película se tratara, Fernando describió su travesía vital en el contexto de la historia reciente de España, social, cultural y política. Desde las tardes de cine de los jueves de la posguerra, hasta la actualidad. Ya entonces sabía cuál era su vocación, contraviniendo las palabras de François Truffaut quien “aseguraba que ningún niño quería ser crítico de cine […]. Se equivocaba contigo, que ya sabías perfectamente que escribirías de cine cuando fueras mayor, y que ibas a dedicar tu vida a que muchos disfrutasen con él tanto como tú lo harías”.

Creció con el cine y, con su ayuda, aprendió a entender el mundo y el concepto de libertad. Sus primeras notas pasaron a ser artículos y críticas, entre cortes de censura en una España aislada culturalmente y falta de referentes. En La voz de Avilés comenzó a formarse como periodista, y posteriormente en Triunfo se consolidó como crítico cinematográfico y escritor, junto a su amigo Diego Galán.

Fernando Lara desveló la intención de compartir su pasión por el cine con el espectador y lector de sus textos. Consideró a la crítica un “trabajo de creación” y enumeró un decálogo donde puso de manifiesto las claves para desempeñar su trabajo acorde con una actitud ante la vida cuyas directrices han sido la formación y la humildad.

Su valiosa aportación al cine, respaldada por las entrevistas y críticas realizadas, dio un paso más al ponerse al frente de la organización de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, reto, que además de ofrecerle “satisfacciones personales”, como cualquier buen festival, “supuso algo básico para la cultura de un país”.
 
 Acabó su discurso con la mención de la experiencia en gestión pública desde el Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales y su posterior vuelta a escribir desde el ámbito privado, perfilando una esfera facetada del mundo del cine, que continúa con su ingreso en la Academia.

En la contestación, Manuel Gutiérrez Aragón reconoció cómo “vida y cinematografía son dos términos que casi se convierten en sinónimos” en el caso de Fernando Lara, y alabó su profesionalidad, la capacidad del crítico que en la búsqueda de la verdad y del buen juicio ha sabido mostrarse equidistante, para lo que es necesario “una visión de conjunto y un bagaje cultural importante”. Recordó los tiempos difíciles de la dictadura y cómo Fernando Lara, poseedor de “honradez intelectual”, supo mantener el equilibrio luchando por las libertades.

Gutiérrez Aragón también valoró el excelente trabajo realizado al frente del festival de Cine de Valladolid, situándolo “como referente mundial del cine más innovador”, al tiempo que favorecía el reconocimiento de cineastas españoles con las retrospectivas dedicadas a Josefina Molina, Vicente Aranda y Pilar Miró, entre otros, y ensalzaba el valor de los documentales, creando la sección Tiempo de Historia.

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Fernando Lara, periodista y escritor, comenzó su extensa y reconocida trayectoria en la crítica cinematográfica con colaboraciones en las revistas Nuestro cine, Tiempo de Historia, La Calle, La guía del ocio y Triunfo, donde aportó un método de análisis innovador, intuitivo y riguroso. Su aportación a la crítica de cine abarca no sólo el estudio de la obra, sino también la contextualización de sus orígenes y la observación analítica de las causas que la hacen posible, otorgando un papel preponderante a los autores y sus circunstancias.

Entrevistó, junto a Diego Galán, a dieciocho personajes relevantes del cine nacional, cuyos testimonios se publicaron periódicamente en Triunfo y más tarde fueron recopilados en el libro 18 españoles de posguerra. De indudable interés son otras publicaciones, en las que puso de manifiesto sus profundos conocimientos cinematográficos, como 7 trabajos de base sobre el cine español, Valle-Inclán y el cine o Miguel Mihura, en el infierno del cine.

Su faceta como gestor cultural comenzó en 1984, año en el que asumió la dirección de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), aportando un nuevo carácter y personalidad al festival mediante una acertada apuesta por la modernidad y el cine de autor. Otro hito en su camino profesional fue su nombramiento como director general del Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) en 2004, periodo en el que elaboró la Ley del Cine (2007).

Fernando Lara ha trabajado en el ámbito de la cinematografía desde diversos frentes, como autor de libros y artículos –ampliando horizontes en la crítica-, como gestor –en su faceta de delegado en España del Festival de Cine de Berlín-, como coordinador de actividades cinematográficas de los cursos de verano en El Escorial, formando parte de los jurados internacionales de Berlín, Cannes, Karlovy-Vary, Bruselas, Florencia y diversos certámenes españoles… En la actualidad es asesor en la Asociación de Distribuidores Cinematográficos Independientes (ADICINE) y continúa colaborando con sus artículos en Academia, Caimán, Fotogramas, Turia o El Norte de Castilla.

Es conocida y valorada su férrea defensa de la inserción de la enseñanza del cine en las aulas a través del proyecto Cine y Educación, iniciativa que contribuye a su difusión, conocimiento y valoración social.

Su labor ha sido galardonada con varios premios, entre ellos el del Observatorio d´Achtall, el Premio Especial del Festival CyLnema, el nombramiento de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia o la Espiga de Oro de Honor de la Seminci (2015).

Con la elección de Fernando Lara, la Academia aumenta su compromiso hacia la firme defensa del cine como patrimonio cultural y hacia la reivindicación de todos los agentes, desde el autor al espectador, involucrados en su proceso creativo y receptivo.  

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