Alicia Koplowitz asumió que “los coleccionistas establecemos con las obras un cruce de caminos. En mi caso recuerdo con precisión el momento en el que cada una ha llegado a mi vida y todas, sin excepción, me llevan a alguna memoria personal”. El elemento de la memoria en la experiencia del coleccionista fue desarrollado por Carmen Giménez en su contestación al discurso de la nueva académica: “El arte desencadena emociones (a veces incluso conmociones) y éstas pueden despertar en nosotros formas libres de memoria. Existe un importante vínculo, un tejido común, entre el arte de coleccionar y el devenir de la memoria”.
En su intervención, Carmen Giménez puso en contexto la colección de Alicia Koplowitz con el surgimiento en la década de 1980, durante la fase germinal de la recién nacida democracia, de una nueva generación de coleccionistas privados en España, que crearon un ambiente muy estimulante en paralelo a las iniciativas institucionales relacionadas con el arte y la cultura.
Reconociendo la particular “senda del arte” que Alicia Koplowitz ha trazado a través de su sensibilidad y de su gusto personal, identificó también un plan subyacente en la conformación de su colección, “la búsqueda de una cierta idea sobre el arte y la belleza, que de forma consciente se afinca en el periodo de la Ilustración y, por tanto, en el momento clave de la revisión del pasado como patrón estético moderno”. Pero, continuó Carmen Giménez, “lo sorprendente e incluso audaz en el caso de la colección es que, partiendo de este fundamento firme en el canon clásico, no se haya detenido allí y, muy al contrario, tras los restos del naufragio del clasicismo, haya seguido buscando las formas de modernización de la belleza en nuestra contemporaneidad, rebuscando sin convencionalismo entre las vanguardias de los siglos XIX y XX, atenta tanto a los cambios de orden social como artístico”.
De este modo sintetizó Carmen Giménez las que considera otras características esenciales de la coleccionista: “Me complace pensar en la colección de Alicia como un recorrido por las sensaciones y recuerdos en los que habita. Y, asimismo, no puedo dejar de pensar también en la forma mediante la que su colección contribuye a dignificar y poner en valor la figura de la mujer sobre el oscurantismo en que se han visto confinadas tantas de ellas a lo largo de la historia”.
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Alicia Koplowitz estudió en el Liceo Francés de Madrid y completó su formación en Economía y Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, además de asistir a cursos en distintos países de Europa. Desde 1990 y durante ocho años ocupó el cargo de vicepresidenta del consejo de administración de la empresa Fomento de Construcciones y Contratas. En 1998 dejó la compañía vendiendo todo su paquete accionarial y constituyó la sociedad de inversión Omega Capital, cuyo grupo empresarial preside.
Ha desarrollado una intensa, comprometida y continuada acción filantrópica en los ámbitos social, médico-científico y cultural. La Fundación Vida y Esperanza, creada en 1994 e integrada a partir del año 2003 en la Fundación Alicia Koplowitz, tiene dos áreas de actuación: el área social y el área médico-científica. La primera, encaminada a la atención, asistencia y protección de la infancia y adolescencia, para una mejor integración social, a través de hogares de acogida para niños procedentes de familias desestructuradas, seleccionadas por la Comunidad de Madrid. La segunda, el área médico-científica, realiza programas destinados a fomentar la formación e investigación en el campo de enfermedades psiquiátricas y neurológicas del niño y adolescente; concediendo anualmente becas de dos años de duración, para la formación avanzada en dichas especialidades en reconocidos hospitales y universidades de Europa y Estados Unidos.
En Madrid la Fundación construyó y donó el Centro-Residencia de Atención-Rehabilitación Alicia Koplowitz para enfermos de Esclerosis Múltiple. Una vez finalizada su construcción, la Fundación lo donó a la Comunidad Autónoma de Madrid, que lo gestiona y financia su explotación, haciendo la Fundación labores de seguimiento a través de una Comisión. En reconocimiento a tan destacada labor de compromiso social, la Fundación recibió en 2013 la Medalla de Oro de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, y al año siguiente fue condecorada con el primer Premio de la Fundación Esclerosis Múltiple.
Su pasión por el arte ha dado como resultado una colección privada de calidad excepcional, con obras maestras de los siglos XVI al XXI, reflejo en gran medida del gusto estético de Alicia Koplowitz y de su atracción personal hacia la belleza clásica. Aunque el arte español tiene una presencia destacada en la colección, las creaciones de nombres esenciales de la historia del arte internacional también le confieren una dimensión cosmopolita. El inicio cronológico se sitúa en la estatuaria griega en mármol. Obras excepcionales de Luis de Morales, Zurbarán, Arellano, Paret o, especialmente, cuatro soberbias pinturas de Goya, trazan algunos de los ejes de sus fondos de arte español antiguo, y entre los maestros extranjeros se encuentran nombres de referencia, como los Tiépolo, Canaletto, Piazzetta, Guardi, Rotari, Hubert Robert… De finales del siglo XIX y del XX, nacional e internacional, la colección reúne magníficas piezas de Van Gogh, Gauguin, Toulouse-Lautrec, Modigliani, Van Dongen, Egon Schiele, Calder, Mondrian, Nicolas de Stäel, Giacometti, Rothko, De Kooning, Freud, Bacon, Fontana, Warhol, Twombly, Stella, Judd, Bourgeois, Schütte, Serra, Kiefer, Ai Weiwei… Picasso, Gris, Gargallo, Julio González, Antonio López, Millares, Oteiza, Chillida, Tàpies, Barceló, Juan Muñoz…
Una selección de obras de la colección de Alicia Koplowitz fue mostrada al público en 2017 en dos destacadas exposiciones monográficas. La primera en el Musée Jacquemart-André de París y la segunda en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Otra manifestación de su generosidad ha sido la donación de obras de arte a museos, como el bello Retrato de Josefa del Águila Ceballos, luego Marquesa de Espeja de Federico de Madrazo, al Museo del Prado, o Triunfo del Amor sobre la Guerra de Luis Paret, al Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Alicia Klopowitz ha recibido múltiples y variados galardones que reconocen su filantropía, generosidad e implicación social y cultural; entre ellos, la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil (2003), el título de Dama de la Legión de Honor de Francia (2006), la Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid (2009) o la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio (2017). Su participación y pertenencia a diversos patronatos denotan la consideración y ejemplaridad de su opinión y actuaciones. Por citar algunos consejos de los que forma parte, es patrona de la Fundación Princesa de Asturias, vocal del Real Patronato del Museo Nacional del Prado, patrona del Consejo Asesor de Cultura de la Fundación ‘la Caixa’, socia de honor de la Sociedad Española de Psiquiatría, miembro de los Consejos de la Union Centrale des Arts Décoratifs UCAD, del Teatro Real o del Centro Peres para la Paz en Oriente Medio, miembro de honor del Museo Guggenheim de Bilbao, patrona de la Fundación Hispano Judía o embajadora internacional de The Feuerle Collection.