“Mi participación como miembro del jurado de concursos de composición tiene ya un abultado haber que me ha proporcionado no pocas satisfacciones por muy diversas causas. Una de ellas ha sido el mantenerme permanentemente al día de las propuestas de otros compositores, especialmente de los jóvenes, que suelen acudir con frecuencia a este tipo de convocatorias. Otra ha sido la oportunidad de disfrutar de numerosas ciudades del mundo y de la hospitalidad de sus gentes. Sin embargo, de estas citas no había surgido nunca el nacimiento de una nueva obra, al menos no lo había hecho hasta que llega la convocatoria del Concurso de Composición de Trieste, en 1995, donde un grupo de instrumentistas, entonces recién formado, me solicita una partitura para flauta, clarinete, fagote, guitarra, piano, percusión, violín, viola y violoncello. Se incorpora así a mi catálogo un título para conjunto instrumental que termino en 1996 y cuyo estreno estaba previsto para ese mismo año. Pero como esto de los hados tiene sus propios caprichos, en el ínterin sucede que se disuelve la agrupación, y la obra queda sin subir a los escenarios hasta que, el 8 de enero de 2005, un grupo de profesores de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, a través de su director, Dorel Murgu, se hace cargo de su estreno, que tiene lugar en el Centro de las Artes Escénicas y de la Música de Salamanca.
La vuelta a un conjunto instrumental en una etapa de mi trayectoria que por entonces estaba mayoritariamente dando frutos de índole sinfónico, por un lado, y de proyección solista, por otro, me retrotrae también a mis primeras composiciones, en las que abundaron formaciones de este tipo. Pero me retrotrae, sobre todo, a una cualidad que es consustancial a la música, y es su infinita capacidad de comunicación. Desde los inicios de mi carrera, vengo manifestando que considero la música como la más comunicativa de todas las artes, con independencia de los lenguajes o estilos que se adopten. En su naturaleza está el hacer vibrar los sentidos, el hacer vibrar las fibras de la sensibilidad humana; incluso a la creación del universo por esas vibraciones le asignaron algunos sabios del pasado un papel esencial. Sea como fuere, es a esa sustancia, a esa capacidad, a lo que quiere aludir esta pieza que, en base a esta filosofía, titulé Vibraciones de la música”.
Claudio Prieto
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Intertango II, de Rolando Mañanes, fue estrenada por el Ensemble Orquestal Banksia en el I Festival Internacional de Música Contemporánea de Tres Cantos (Madrid), en el año 2004. Se trata de una obra para flauta, violín, violonchelo y guitarra en la que el compositor recrea un plano de aguda sensibilidad contemplativa sobre el mundo utilizando el género del tango y haciendo delicadas pinceladas dinámicas y rítmicas características de aquel, dentro de una tonalidad libre que se plasma en cuatro movimientos de contrastada temática.
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“La obra Trío Amable está estructurada en cinco movimientos. En el primero y el último, los instrumentos son tratados como grupo, en cambio en los otros tres cada uno de ellos tiene su propio discurso, de manera que los que no son solistas acompañan al comienzo de cada movimiento y al final”.
María Luisa Ozaita
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“Soleá, obra para piano, fue escrita en 1982 por encargo de la Dirección General de Música con motivo de los actos conmemorativos del Centenario de Joaquín Turina. Su estreno tuvo lugar en Sevilla, el 20 de enero de 1983, con el pianista Perfecto García Chornet. Está dedicada a Pilar y Juan García Barquero.
Al tratarse de una obra en torno a Turina la idea no fue usar materiales de ese autor sino acercarme a su manera de componer; algo así como suponer lo que hubiera hecho él en 1982 con su mismo pensamiento compositivo pero con el paso de las técnicas y el tiempo. Escogí un tema flamenco de ‘soleá’ que ni es original de Turina ni está tomado de una obra popular, sino que es inventado por mí mismo con el esquema de la ‘soleá’ flamenca. Sobre él compongo una obra enteramente propia, con estructura formal autónoma, en la que la materia base se va acercando y alejando de la misma a través de una serie de variantes que derivan del ambiente armónico, métrico y tímbrico que ha creado. Algunas de las consecuencias acaban por ser lejanas pero siempre tienen un sustrato de un pianismo y un tratamiento instrumental con cuyos criterios probablemente Turina hubiera estado de acuerdo. La obra es, así, un homenaje desde el tiempo y está producida por él, pero no la considero ni circunstancial ni circunstanciada sino una obra propia que se expresa según los criterios compositivos que para ella he escogido, venga de donde venga su motivación. No hay ni voluntariedad de rememorar corrientes nacionalistas ni tampoco un rechazo de las mismas, sino una superación de ese problema, ya pasado de nuestra música, que nos permite coexistir con naturalidad con él en las ocasiones, como ésta, en las que aparece”.
Tomás Marco
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“Dieciocho son los preludios para piano que he compuesto hasta el momento. Son, en general, obras muy breves, pinceladas musicales, sensaciones del momento en el que han sido compuestos, escritos cada uno de un trazo y aislados en el tiempo, motivados por alguna efeméride de personas a las que están dedicadas o escritos directamente para un pianista en particular. Este es el caso del Preludios nº 9 que fue compuesto en 2004 para felicitar al que fue mi gran amigo y gran compositor Claudio Prieto con motivo de su 70 cumpleaños en 2005, año en el que se estrenó el 16 de enero en el Auditorio de Tres Cantos (Madrid), por Manuel Escalante en el concierto dedicado al Piano Hispano Mexicano.
De minuto y medio de duración, el Preludio nº 9 presenta una aleatoriedad absoluta con respecto a la altura de las notas en las cuatro zonas en las que está dividido el teclado. El resto de los parámetros (articulación, tempo, dinámica, duraciones) están totalmente determinados y desarrollados en un tempo vertiginoso en semicorcheas de principio a fin”.
Carlos Cruz de Castro
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Es ésta la ocasión en que la Sonatina en forma de sensaciones se programa por primera vez en Europa. Está compuesta en América hace casi medio siglo, en los años en que Buenagu era director de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y tan solo esporádicamente componía, por placer. Se filtran en esta liviana obra algunos rasgos musicales de aquellas tierras trasatlánticas, apreciables sobre todo en el ritmo elegido para elaborar su 3er movimiento.
Resulta entrañable reseñar aquí que esta composición fue simultánea a las fechas en que Buenagu dirigía en las lejanas tierras una de las primeras partituras de trascendencia en la producción sinfónica de Claudio Prieto: La Catedral de Toledo. Se puede, pues, afirmar que para el autor de esta Sonatina la versión presentada ahora simboliza, en lo temporal, un recuerdo personal de nostalgia del admirado compositor palentino.
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Presencias constituye la segunda obra para piano escrita por Agustín González Acilu. Fue estrenada por el pianista Pedro Espinosa, de la que este intérprete hace el siguiente comentario: “Un juego de clusters percutidos y ordenados mediante la división de la tesitura del piano en siete secciones, frente a una escritura pianística tradicional, me viene permitiendo, cada vez que interpreto la obra, nuevas y diversas formas de expresividad, dentro de una afianzada unidad formal”.
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“El centenario del nacimiento de Arturo Rubinstein trajo a España la celebración de una exposición en torno a su figura particularmente centrada en su relación con nuestro país.
El gran pianista polaco siempre decía que debía su éxito a España y, quizás por ello, su comunión con nuestra música, con nuestras gentes y con nuestros pueblos, tuvo una impronta especial. Este es el eje en torno al cual gira el espíritu de la exposición, organizada por el IX Concurso Internacional de Piano Paloma O’Shea y patrocinada por la Fundación Isaac Albéniz, entidad que, a su vez, solicitó a varios compositores españoles nuestra contribución a tan merecido homenaje.
Nace así Una página para Rubinstein animada por un objetivo cuya claridad y sencillez no obvia la dificultad que entraña su traslado al papel pautado. Porque, ¿cómo transmitir en clave de música la esencia de un hombre que, además, es un artista con laureles de genio? Sería relativamente fácil estudiar su repertorio, escuchar sus grabaciones y concluir con una suerte de catálogo de habilidades técnicas que a mí me servirían para componer una obra en la que estuvieran presentes tales elementos. Pero probablemente, padecería la ausencia de un alma que le diera la vida. Y mi pretensión era, muy al contrario, que tuviera un alma conductora que reflejara la alegría, la pasión, la entrega… aquellas cualidades que presidieron la larga vida de Rubinstein. Naturalmente, no puedo presentarle en estado puro pero sí he querido poner música a lo que me ha sugerido el talante humano y la talla artística de un hombre que, como consejo más querido y practicado nos decía: ‘amad sin reposo, amad hasta morir’”.
Claudio Prieto
Nacido en la zona de la montaña palentina, Claudio Prieto (1934-2015) inició desde corta edad sus primeros contactos con la música, que encaminaría hacia la composición con las enseñanzas de sus maestros Luis Guzmán, Samuel Rubio y Ricardo Dorado, en España, Goffredo Petrassi, Boris Porena y Bruno Maderna, en Italia, y György Ligeti, Karlheinz Stockhausen y Earle Brown, en Alemania.
Su dominio de la técnica, el colorido, la tímbrica instrumental y el poder comunicativo de sus mensajes, le situaron muy pronto entre las primeras figuras de la música española contemporánea, hecho avalado por un amplísimo catálogo que ha ido jalonando de éxitos su trayectoria profesional. Desde la lejana Movimientos para violín y conjunto de cámara, títulos como Solo a Solo, Concierto 1, Sinfonía 1, Concierto Imaginante, Sinfonía 2, Fandango, Trío en Sol, Fantasía Balear, Concierto de Amor, Concierto del Escorial, el Cuarteto de Primavera, Fantasía Ibérica, Cantata Manriqueña o la Sinfonía 4, por citar sólo unos pocos ejemplos, han sido auténticos hitos en la reciente historia musical. Solistas, agrupaciones de cámara y orquestas españolas y extranjeras, han interpretado sus composiciones en Europa, América y Japón.
Con la Sinfonía 2, Prieto pasó a ser el pionero del nuevo lirismo español, creando unos fundamentos que años más tarde se convertirían en un modelo a seguir por otros muchos compositores.
Claudio Prieto fue galardonado a lo largo de su carrera con numerosos premios, entre los que cabe destacar: Premio Nacional SEU de Composición Musical (1964), Premio Juventudes Musicales a la Mejor Obra de Música Española (1969), Premio de la Radio y Televisión Italiana (1972), Premio del Sindicato Nacional del Espectáculo (1973), Premio Internacional Oscar Esplá (1974), Premio Sebastián Durón (1975), Premio Internacional Manuel de Falla (1976), Trofeo Arpa de Oro (1979), Premio Internacional Reina Sofía (1984), Premio de la Academia de la Música y de las Artes a la mejor Obra de Música Clásica (2004).
Entre otras distinciones, recibió la Medalla de Oro de Guardo (Palencia), la Medalla de Oro de la Diputación Provincial de Palencia y la denominación de “Claudio Prieto” para su Academia Municipal de Música. Recibió el Premio Castilla y León de las Artes, premio Norte de Castilla, premio Valores Humanos, XV Premio Extraordinario Cultura Viva por la excelsa calidad de su música, I Premio del Grupo Muriel…
En 2004 fue nombrado Académico Correspondiente por la Real Academia de las Artes y Ciencias Históricas de Toledo. En 2011 recibió el nombramiento de Miembro de Honor de la Academia de la Música Valenciana.
Cursos, conferencias y escritos formaron parte de sus actividades cotidianas, dedicando sus conocimientos y esfuerzos a promover y defender la música española contemporánea, tanto a nivel privado como desde los cargos públicos que ocupó. Dentro de esta última faceta, fue cofundador en 1976 de la Asociación de Compositores Sinfónicos Españoles (ACSE), miembro del Consejo de la Música del Ministerio de Cultura, Vicepresidente de Música de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), Consejero de Honor de Administración de Iberoautor/Promociones Culturales S.R.L. y Presidente de la Mutualidad de Previsión Social de Autores y Editores (SGAE).
Este concierto forma parte de la programación del II Ciclo de Música Iberoamericana Contemporánea de Madrid, cuyos objetivos fundacionales son la apreciación de la calidad del panorama de la música actual de la Península y de Iberoamérica, la creación de un movimiento de música culta y el reconocimiento de los compositores e intérpretes actuales.
Sebastián Mariné, piano
Vicente Cintero, flauta
René Mora, guitarra
Lucía Ristori, violín
Susana Rico, violonchelo
Con la colaboración del RCSMM y del Grupo de Música Contemporánea del RCSMM
Programa
Claudio Prieto (1934-2015). Vibraciones de la música *
Rolando Mañanes (1929-2008). Intertango II [flauta, violín, guitarra y violonchelo]
María Luisa Ozaita (1939). Trío Amable [flauta, guitarra y violonchelo]
Tomás Marco (1942). Soleá [piano]
Carlos Cruz de Castro (1941). Preludio nº 9 (dedicado a Claudio Prieto en su 70 cumpleaños) [piano]
José Buenagu (1935). Sonatina en forma de sensaciones [guitarra]
Agustín González Acilu (1929). Presencias [piano]
Claudio Prieto (1934-2015). Una página para Rubinstein [piano]
Información
- Salón de actos de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
- Alcalá 13, Madrid
- Sábado 16 de abril, 12:00 horas
- Entrada libre y gratuita hasta completar aforo