Organizada por la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en colaboración con la Academia y el Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana esta exposición analiza la obra del pintor y académico José Hernández (Tánger, 1944 – Málaga, 2013), uno de los grandes referentes del arte contemporáneo español.
Su intensa labor creativa se extiende a lo largo de cinco décadas conformando una de las trayectorias más destacadas, no sólo del panorama artístico español, sino también del mundial, dada su significativa proyección internacional.
Con obra en colecciones públicas y privadas de todo el mundo, Hernández recibió a lo largo de su dilatada carrera más de veinte premios y reconocimientos nacionales e internacionales, entre los que cabría destacar el Premio Nacional de Artes Plásticas (1981), el Premio Nacional de Arte Gráfico (2006) y numerosos galardones relacionados con el grabado y la bibliofilia. En 1989 es nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Entre 2007 y 2010 dirige la Calcografía Nacional. Sigue sus trabajos sin interrupción entre Madrid y Málaga, donde fallece el 20 de noviembre de 2013.
Información
- Comisario: Carlos Arenas
- Coordinación: Raúl Alonso Sáez
- Martes a domingos (incluidos festivos): 10 a 15 h
- Lunes cerrado
- Entrada gratuita
Organizadores
Pintor, dibujante, grabador, ilustrador y escenógrafo, José Hernández está considerado uno de los grandes maestros del arte fantástico. Desarrolló una personal poética en la que proyectó un imaginario perturbador, onírico y grotesco habitado por monstruos y espectros que deambulan por misteriosos espacios.La exposición, comisariada por el profesor de la Universitat de València Carlos Arenas, exhibe la producción que el artista realizó a partir de la década de 1980, caracterizada por la reducción simbólica y compositiva hacia la simplificación de elementos, y un críptico simbolismo sobre el que subyace la idea de la vanitas. Se intensifica en esta época su relación con el teatro y la ilustración de libros.
José Hernández. El sueño anclado reúne un total de setenta y tres obras entre pinturas al óleo, aguafuertes, dibujos, carteles, libros ilustrados, ex-libris y esculturas, conformando una aproximación representativa al trabajo del polifacético artista desde 1982.
Según indica Carlos Arenas, “Hernández desarrolla un original estilo gráfico y pictórico que nace de la reflexión y observación crítica de la realidad, una visión pesimista en la que lo decadente, el inexorable paso del tiempo, la soledad o la decrepitud, ocupan un lugar privilegiado. Es sin duda un universo perturbador, trágico, grotesco y misterioso, poblado por figuras en descomposición o que se metamorfosean, por monstruos y extraños seres mutantes que circulan por estancias y espacios degradados, en arquitecturas palaciegas de otra época, impregnadas por una atmósfera teatral y melancólica”.
En la exposición destacan óleos de los que la escritora Pilar Pedraza apunta lo siguiente: “A finales de los años sesenta, sus óleos son ya pura orfebrería como los de Rembrandt, Valdés Leal o Moreau —salvo por los colores ocres, esmeralda y rojos arcillosos, condenando como Caravaggio los venenosos azules-. Sus anatomías, huesos, carnes crecidas y desollamientos, parecen remitir a Vesalio, aunque sólo se trata de un juego óptico: Vesalio era médico y Hernández, pintor”.
La gran compañera de viaje en la aventura artística de José Hernández ha sido la literatura: como inspiración primero y después colaborando en la edición especial de algunas de sus fuentes de inspiración favoritas: Arthur Rimbaud, James Joyce, Jorge Luis Borges o Franz Kafka, entre otros; autores que ya conocía gracias a la lectura minuciosa de sus libros. En los años setenta releía varias veces al año los Cantos de Maldoror del Conde de Lautréamont y también estaba fascinado con la literatura de Kafka y Beckett. Especialmente en la obra grabada de Hernández es donde la influencia literaria tiene mayor peso, y el género fantástico predomina, para desarrollar imágenes que vigorizan los textos de Ángel González (Ópera, 1971), Luis Buñuel (Bacanal, 1975), José Miguel Ullán (Bethel, 1977), James Joyce (Giacomo Joyce, 1980), Arthur Rimbaud (Une Saison en Enfer, 1981), Gustavo Adolfo Bécquer (Miserere, 1984), Ryonosuke Akutagawa (Rashomon, 1986) o Juan Rulfo (Pedro Páramo, 1992).
Como ilustrador, la muestra reúne varios conjuntos de aguafuertes diseñados para las obras Miserere (1984) de Gustavo Adolfo Bécquer, la portada e ilustraciones de Metamorfosis de Kafka, para la edición del Círculo de Lectores de Barcelona (1986) y Rashomon de Akutagawa.
Desde 1973 Hernández realizó bocetos, dibujos, detalles de construcción de decorados, diseños de vestuario y de máscaras, carteles y programas, en diálogo abierto con directores, autores y actores, donde destacó su escenografía para la obra Don Juan Tenorio. La exposición muestra los carteles que el artista realizó para las obras de Francisco Nieva, Pelo de tormenta, Nazarín de Luis Buñuel o Las Brujas de Salem de Athur Miller, entre otros.